Barbate, Cádiz, España.

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Atún rojo, incansable viajero del Estrecho, ha marcado la vida y las costumbres de la zona desde tiempos inmemoriales.

Griegos, fenicios, romanos y árabes utilizaron en nuestro litoral una peculiar técnica de pesca, conservada y mimada hasta nuestros días: la almadraba. El Mediterráneo es la puerta natural de los bancos de estos túnidos, capturados en dos temporadas, la de derecho en la que los atunes entran y la de revés cuando regresan hacia el Atlántico, entre los meses de abril y agosto. A unos tres kilómetros de la costa, una pequeña flota establece líneas de redes formando un “pasillo” que conducen al atún al “copo”, un espacio circular, acotado de redes y barcos. Allí, al sentirse preso, sus sacudidas hacen “hervir” el agua, y en una medida colosal de fuerzas son izados en la espectacular “levantá”.

Barbate fue amoldándose al atún y su almadraba, convirtiéndose en próspero enclave anhelado por civilizaciones, creándose industrias adyacentes para la comercialización del “oro rojo”: se ronqueaba, salaba y embarrilaba en salazón o en conserva, para su distribución. Castillos y fortalezas se construyeron para su protección, sustituidos en su día por La Chanca, donde se almacenaban los utensilios de la almadraba.

El mismo arte milenario se conserva hoy, pasando por los Duques de Medina Sidonia, por épocas de esplendor a principios del siglo pasado, cuando se establece un Consorcio entre el Estado y los almadraberos con la misión de potenciar su acción.

El Atún, de renombre mundial, viajero incansable, vuelve, como tantos otros a su lugar, a las costas de Barbate, donde pesca y gastronomía lo engrandecen.

*Fotografías realizadas por: Turmares y Patronato Provincial de Turismo.
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Traduction/Translation: Google Translate
Contact Tel.: 956063613
@: turismo@barbate.es
Web: http://www.turismobarbate.es

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